¿Estará el sacerdote de espaldas a la congregación?
Sí, pero esa es la forma incorrecta de pensar en ello. No se trata de darle la espalda al pueblo.
En cambio, el sacerdote y el pueblo miran juntos en la misma dirección. Las Misas en las que el sacerdote y el pueblo miran hacia el este en común, ya sea en forma ordinaria o extraordinaria, se llaman Misas ad orientem.
Padre Joseph D. Santos, Jr., sacerdote de la Diócesis de Providence, Rhode Island, da una explicación sencilla de esta práctica tradicional:
“Cuando un general conduce a sus tropas a la batalla, ¿las enfrenta? Cuando un
representante del pueblo se acerca al gobernante en su nombre, ¿da la cara al
pueblo? Cuando un sacerdote va al Señor en nombre de su pueblo, ¿debe enfrentarse a ellos? Cuando el sacerdote actúa como intermediario entre el pueblo y Dios, mira hacia el altar. Cuando está dispensando los dones de Dios, o hablando a la gente, se enfrenta a la gente.”
(Entrevista, Traditional Latin Mass Blog, 1 de agosto de 2007)
Los eruditos han comenzado a concluir, contrariamente a la creencia popular, que la Misa de cara al pueblo no era de hecho la práctica regular de la Iglesia primitiva, y que la Misa de cara al este ha sido la norma histórica.
“Como he escrito en mis libros, creo que esa celebración volcada hacia el este, hacia Cristo que viene, es una tradición apostólica”, escribió el Papa Benedicto XVI en 2004, cuando aún el cardenal Joseph Ratzinger (Actas de la Conferencia Litúrgica de Fontgombault de julio de 2001, 151).
De hecho, aquellas partes del mundo católico primitivo en las que se entendía mejor el aspecto sacrificial de la Misa eran más propensas a celebrar la Misa ad orientem.
De hecho, aquellas partes del mundo católico primitivo en las que se entendía mejor el aspecto sacrificial de la Misa eran más propensas a celebrar la Misa ad orientem. “La dirección común del sacerdote y el pueblo es intrínsecamente adecuada y propia de la acción litúrgica”, explicó el Cardenal Ratzinger (Prólogo, Volverse hacia el Señor por U.M. Lang).
El contenido utilizado en esta publicación fue tomado del sitio web catholic.com.
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